Quédate conmigo

Quédate conmigo
Ayòbámi Adébáyò
Traducción del inglés de Irene Oliva Luque
Gatopardo, 2018

Cuando en el invierno de este año leímos “Quédate conmigo” nos dio rabia leer a una autora de tan solo 30 años sin que hubiera ninguna repercusión en medios a pesar de la calidad y la hondura de su literatura.

Todo comienza cuando la familia de Akin, el marido de Yejide, le presenta a la nueva esposa de su marido dado que parecen no poder tener hijos y la descendencia es la única preocupación. Aunque aseguran que ella seguirá siendo la preferida, los hechos son consumados. Ni en el amor de Akim por ella se encuentra la fuerza para enfrentarse a la tradición ni parece que haya una posibilidad de oponerse en su sociedad y culturas.

Lo mejor de la historia son las zonas grises donde se mueven sus personajes. Los conflictos morales, sociales y amorosos no se despachan con perfiles estereotipados, sino con personajes complejos, en los que la intuición y los sentimientos luchan con la educación, el entorno y las circunstancias.

Aunque la novela podría ser leída en clave de denuncia de la condición femenina de una sociedad, lo cierto es que se crece, dando verdad al personaje masculino que también vive inmerso en un rol y valores no elegidos, y los femeninos presentan una amplia gama de matices.

El abandono y el engaño, la maternidad, la complejidad de las relaciones humanas y, por debajo, los conflictos sociales y políticos se entreveran y van tejiendo un drama denso y ameno, que enfrenta el amor conyugal con los deseos, miedos, celos, odios, traiciones y dudas, sobre todo dudas, en los que los personajes desesperados intentan encontrar la fuerza para sobrevivir, las señales de un amor que parece perdido.

Es un gran libro, la verdad, que merecería atentas conversaciones alrededor de su lectura. Una delicia que permite esperar mucho de un talento tan joven, como pudo ser en su día el de una Zadie Smith o una Jumpa Lahiri.

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