El camino de La Bestia

labuenavidaleeelcaminodelabestiaEl camino de La Bestia – Flaviano Bianchini – Pepitas de Calabaza

La Bestia es un tren cruza México de arriba a abajo. No tiene un horario fijo. De sur a norte va cargado de mercancías. A la inversa, cuando la máquina tiene que volver sentido Cono Sur, baja con residuos tóxicos no almacenables en EE.UU. Conocido también como el Tren de la Muerte, esta serpiente metálica es, además, el medio de transporte que sirve a los desheredados de Latinoamérica para llegar hasta la frontera del sueño americano. El periodista italiano Flaviano Bianchini se ha hecho pasar por un migrante clandestino y ha narrado  el viaje a vida o muerte, en primera persona. El resultado es fantástico, por lo que el relato tiene de estremecedor y salvaje, y por el estilo periodístico, a medio  camino entre la crónica, la literatura de viajes y las historias de aventuras. El camino de La Bestia es un trabajo de no-ficción con forma de diario que encuentra hueco en el  periodismo narrativo.

Más de 3000 kilómetros de distancia separan el punto de partida del de llegada. Los cárteles de la droga que controlan el territorio. La Policía Federal corrupta y peligrosa. Las inclemencias del tiempo que no perdonan con las temperaturas extremas. El sueño y el cansancio. Son sólo algunas de las dificultades que estos hombres y mujeres se encuentran en el camino al que hay que sumar la violencia de La Bestia, un tren lento que engulle a aquel que se duerme encima. Por eso los migrantes tienen algunas reglas cuando se embarcan en esta empresa: (1) No fiarse de nadie. (2) No fiarse de nadie. (3) No dormir… Además, las mujeres tienen el añadido de que las posibilidades de que las violen durante el trayecto es alta. Por ello, antes de emprender el viaje se inyectan un anticonceptivo. También están las que prefieren buscar un marido para el viaje, así son menos vulnerables. O al menos sólo son violadas por un sólo hombre, cuenta el periodista italiano.

El camino de La Bestia es una crónica en la que su protagonista se pone al nivel de los migrantes.  Se juega la vida, como algunos en su profesión, con un insólito  arrojo y sentido del deber profesional. Antes de salir manda su pasaporte a EE.UU y se hace pasar por un peruano de descendencia vasca. Se autobautiza como Aymar blanco. A partir de ahí se convierte en otro de esos migrantes invisibles  que recorren uno de los países más peligrosos del mundo. En México el trafico de drogas y de personas alcanza los índices más altos.

Bianchini compara a estos héroes anónimos con inconformistas que no se dan por vencido y que no ceden ante un sistema injusto y desequilibrado. Son socráticos en el sentido de que no aceptan lo que muchos otros ciudadanos consienten sin rechistar.  El autor introduce cuñas críticas contra el sistema ultraliberal, contra sus desfases y contradicciones. La globalización ha permitido a las mercancías superar facilmente el límite de las fronteras. No ha ocurrido lo mismos con las personas. Entre otros, recuerda Binchini que Jesús de Nazaret, Mahoma, Siddartha, Einstein, Gandhi, Marx, Lenin, Che Guevara o Barack Obama han sido inmigrantes. El relato está escrito con el pulso del que ha vivido la experiencia a pecho descubierto. Se detiene en todo tipo de detalles, aunque durante al lectura me he preguntado en multitud de ocasiones cómo fue capaz de guardarlos en la memoria. La mirada humanista, y de hombre de acción, se conjugan con el buen periodismo y la buena literatura -para mí es lo mismo- y convierten El camino de La Bestia en un texto de gran valor que le toma el pulso a nuestro tiempo.

@cercodavid

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